jueves, 17 de febrero de 2011

Biografía de Keynes

(Cambridge, Reino Unido, 1883-Firle, id., 1946) Economista británico. Hijo del economista John Neville Keynes, cursó sus estudios secundarios en Eton, para posteriormente graduarse en matemáticas y economía en el King’s College de Cambridge, donde fue discípulo de Marshall y Pigou. En esta universidad entabló amistad con escritores y artistas del denominado grupo de Bloomsbury, entre los que se contaban figuras como Virginia Woolf, Clive Bell, Duncan Grant o Lytton Strachey. Terminados los estudios, en 1905 ingresó en la Oficina de Asuntos Indios. Tras permanecer en el país asiático hasta 1908, de regreso en Cambridge se dedicó la docencia hasta 1915, cuando, ya iniciada la Primera Guerra Mundial, entró a trabajar en el Tesoro. Fue asesor económico del primer ministro británico Lloyd George en la conferencia de paz de Versalles, en la que no fueron atendidas sus recomendaciones de disminuir las reparaciones de guerra alemanas para lograr así una rápida recuperación de la economía de los vencidos. Expuso sus desavenencias sobre este tema en Las consecuencias económicas de la paz (1919), obra en la que mostraba también su oposición al retorno al patrón oro. En 1930 publicó Tratado sobre el dinero, donde avanzó algunas de las ideas que expondría en obras posteriores. Durante la Gran Depresión mostró su preocupación por el paro permanente de los trabajadores británicos. En 1936 apareció su monumental Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, obra revolucionaria en la que atacó el mecanismo de ajuste automático del desempleo mediante el descenso de los salarios reales que se encontraba en la base de las teorías clásicas y neoclásicas sobre el mercado de trabajo. Por el contrario, Keynes sostuvo que el equilibrio económico no tenía necesariamente por qué conllevar una situación de pleno empleo. El modelo keynesiano partía de considerar la renta nacional como dependiente de la demanda efectiva (en términos agregados), concepto que recogió de Malthus. En consecuencia, la renta pasaba a depender de los componentes de dicha demanda, a saber: el consumo y la inversión. A su vez, el primero estaba determinado por la propensión marginal al consumo (o parte de la renta personal que se destina al mismo), mientras que la segunda estaba influenciada por la propensión a invertir, el multiplicador de la inversión y la relación entre la eficiencia marginal del capital y el tipo de interés. El tipo de interés adquiría el valor de equilibrio entre la preferencia por la liquidez y la cantidad de dinero en circulación. Cuanto más alta fuera la diferencia entre eficiencia marginal del capital y el tipo de interés, mayor sería la propensión a invertir. La relación entre la economía monetaria y la real vendría de la mano del mismo tipo de interés, ya que, por medio de la preferencia por la liquidez, dependería el comportamiento del ahorro, y, en consecuencia, de su variable complementaria: la propensión al consumo. De este modelo se desprendía pues, como medidas para la disminución del paro permanente involuntario, la adopción de una serie de políticas económicas intervencionistas, a saber: aumento de la creación de dinero, lo que redundaría en un descenso del tipo de interés; aumento del gasto público, especialmente en inversión en infraestructuras, con el fin de potenciar la demanda efectiva; una activa redistribución de la renta y, por último, una política comercial proteccionista, para defender los empleos de las industrias nacionales. En todos estos aspectos, las teorías económicas keynesianas se convirtieron en el nuevo paradigma que deberían seguir los gobiernos occidentales tras la posguerra, y pueden considerarse como las bases del moderno Estado del bienestar. En 1944, Keynes participó en la conferencia de Bretton Woods, en la que presentó el plan británico, de carácter fuertemente expansivo, que no fue adoptado en aras del Plan White, auspiciado por Estados Unidos, partidario de la vuelta al patrón oro.


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